miércoles, 10 de septiembre de 2008

Pequeña crónica de un gran viaje a Japón

Ahora que por fin hice el examen y que he vencido los demonios de la pereza y la vagancia, voy a ponerme al fin manos a la obra y hacer una pequeña crónica de mi viaje a Japón.

Como no sé por dónde empezar, voy a escribir día por día un pequeño resumen, espero acordarme de todo y espero que no se os haga pesado, aunque dudo mucho que alguien se lo lea entero, jejeje. ¡Comienza la experiencia!

Viernes 1 de agosto: Operación salida

A las 9:45 salía de Barcelona nuestro avión rumbo a Helsinki, para desde allí llegar a Nagoya. La noche anterior, uno de nosotros (no diré quién) elaboró un astuto plan que consistía en dormir apenas 2 o 3 horas para caer rendidos en el avión y disfrutar de un placentero viaje sumidos en el reino de los sueños. Evidentemente el plan no funcionó, de manera que nos pasamos las 14 horas y pico de vuelo (más el tiempo de espera en aeropuertos) bailando en el limbo del aburrimiento y la necesidad imperiosa de echar un sueñecito imposible de realizar (viajar en clase turista, ainsssss, viva la comodidad).

Por mi parte, mis aliados para pasar las horas:



Sábado 2 de agosto: Desastroso primer día en Nagoya

Llegamos al aeropuerto de Nagoya aproximadamente a las 10 de la mañana de día siguiente, absolutamente destrozados y vencidos por el cansancio. Tras nuestro primer contacto con la gente, las señales y la calle, llegamos sin demasiada dificultad al hotel, no sin antes perdernos un poquito y comprobar que lo que dicen de la amabilidad de los japoneses es cierta.

Ahí comenzó nuestro vía crucis cuando nos dijeron que el check in era a partir de las 3pm (cosa que nos repetirían en todos y cada uno de los alojamientos a los que iríamos). De modo que solamente pudimos desprendernos del equipaje y pasar las 4 horazas que nos quedaban antes de entrar vagando por la ciudad sucios, agotados y hambrientos.

Creo que fueron esas 4 horas las que me harían decidir que no me gustaba nada Nagiya y reconozco que, por unos momentos, comencé a pensar que a lo mejor el viaje no iba a ser tan maravilloso… mi disgusto se reafirmó cuando probé esto:



Y esto:


¿Cómo podía ser que los pasteles de arroz y los fideos instantáneos con los que tanto nos avasallan en los dibujos estuvieran tan rematadamente malos?


Domingo 3 de agosto: Llegada a Yunomine Onsen

Este pueblo se encuentra en la región de Kumano, una zona característica por sus “onsen” o aguas termales naturales. Solamente se accede por un autobús, que pasa unas 5 o 6 veces al día. Tengo que reconocer que antes de llegar no las tenía todas, pues los pueblos por los que pasábamos eran bastantes turísticos y concurridos, sin embargo, Yunomine Onsen destacaba por estar bastante apartado, en una zona montañosa y tremendamente tranquila.

En este pueblo vivimos la experiencia más tradicional de Japón. Tenía, a lo sumo, 20 o 30 casas, y muchas de ellas eran ryokans (posadas tradicionales) con onsen, dedicadas al reposo y a la desconexión (como pequeños balnearios en medio de la naturaleza).

Nuestro ryokan, el Minsyuku Yamane, era un lugar de ensueño: imaginaos una posada auténticamente japonesa tradicional, con sus baños termales naturales, regentado por una familia encantadora y muy amigable.

Entrada al ryokan:


Nuestra habitación:


Una cosa que me gustó mucho fue que en ese lugar no había ducha, sino que tenías que bañarte sentadito en un banco de madera y tirarte barreños de agua… después, para completar, un ratito en el onsen y salir como nuevo, con el yukata puesto para encontrarte con el té preparado. Una auténtica gozada.

El onsen de mujeres:



Solamente me sabe mal no haber podido disfrutar de la comida que nos preparaban directamente del huerto al plato: demasiado tradicional para disfrutarla yo, cosas realmente extrañas y de las que no me gustó nada su sabor, aunque no me cabe duda que eran verdaderas delicatessen.

De noche, cuando no hacía ya calor, lo mejor era salir a pasear tranquilamente para ver las estrellas y escuchar a las ranas y los grillos. Aunque el pueblo era pequeño, nosotros nos pasamos horas recorriéndolo cuando salía la luna.

Algunas fotos del pueblo:





Su pequeño templo:



Lunes 4 de agosto: De excursión por los montes sagrados

Este día quisimos aprovechar que estábamos en la montaña para hacer alguna excursión. No pudo ser la caminata por el camino sagrado de Kumano (que es realmente a lo que yo venía) sin embargo pudimos disfrutar de un agradable paseo por la montaña sagrada y los miradores de esa región (de la que se dice que Buda descendió ahí para encontrar reposo).


Recorrimos unos bosques que no pudieron sino recordarme a las películas de samurais, aunque pasamos un poco de miedo porqué estaba plagaditos de bichos enormes que no habíamos visto jamás y que a veces nos perseguían.


Una vista preciosa de la región, donde se puede apreciar una enorme “torii” (puerta sagrada)



El bonito camino por la montaña descendía hasta terminar a las puertas del santuario de Hongu Taisha, un pueblo a unos 10 minutos en coche de Yunomine Onsen.







Esta inscripción reza en muchos templos o entradas a lugares sagrados (esta en concreto se encontraba debajo de la “gran torii”)



Martes 5 de agosto: Del campo a la gran ciudad

Con mucho pesar en nuestro corazón por dejar esta hermosa zona, pero con mucha excitación por lo que venía a continuación, dejamos Yunomine Onsen temprano por la mañana para coger un par de trenes que nos llevarían a la gran Osaka.

A pesar de nuestros madrugones, llegamos que ya casi caída la noche y ese día solamente tuvimos tiempo de dar una pequeña vuelta alrededor del hotel para ir a comprar algo de cena, pues cuando salimos del supermercado estaba cayendo el diluvio universal.

Atención a las compras del amigo: ¡Poképañuelos! xD



Miércoles 6 de agosto: Conociendo Osaka

Este fue un gran día que cundió muchísimo desde los primeros despuntes del alba hasta bien entrada de noche.

Por la mañana, lo primero y principal que quisimos hacer, fue una visita al castillo de Osaka, que se encontraba a unos 10 minutos a pie del hotel (a destacar la VERDADERA plaga de grillos que puebla las zonas más “tranquilas” de la ciudad, un ruido surrealista, auténtico dolor de cabeza intenso)


Desde arriba, podían verse unas hermosas vistas de la espectacular ciudad



Esa mañana cumplí también uno de mis sueños: ¡comer las famosas “bolitas de pulpo” de Osaka! La verdad es que pintan mejor que saben, tuve una pequeña decepción, pero no podía irme del país sin haberlas probado.


Y sin probar esto también, cómo no:



La tarde la dedicamos a las compras, paseando por el centro de la ciudad, el barrio de Shinsaibashi y por unas enormes galerías. Yo no pude resistirme de visitar “La Droguèrie” (sí, sí, hay varias tiendas en Japón, increíble) donde me estuve un buen rato y compré un ovillo de lana mohair turquesa y otro del mismo color en bambú (no tengo fotos). Fue la única lana que compré en Japón, me porté bien.

Paseando paseando se nos hizo tarde y volvimos agotados al hotel, no sin antes perdernos entre las luces y el encanto nocturno de la ciudad.



Jueves 7 de agosto: Visitando el santuario Fushimi

Fushimi Inari es un santuario situado a las afueras de Kyoto y es lo más cerca que estuvimos de dicha ciudad. La entrada consta de los típicos templos y los hermosos jardines, pero más allá puedes gozar de una estupenda excursión a lo largo de unos 4,5 km paseando entre las miles de toriis que configuran este estupendo paseo.



Yo no recuerdo en qué momentos, pero se conoce que en la película “La casa de las dagas voladoras” hay varias escenas rodadas en este hermoso camino.

A parte de las toriis, durante el camino te encuentras con varias casas del té, fuentes y numerosos altares.





¡Al fresco!


Gracias a nuestro amigo Curnechu por hablarnos de este maravilloso lugar, creo que si no hubiera sido por su recomendación, lo habríamos pasado de largo, y la verdad es que fue uno de los sitios más hermosos y espectaculares en los que estuvimos.


Viernes 8 de agosto: ¡Qué fea es Beppu!

Reservamos un par de noches en esta ciudad para poder disfrutar de los espectaculares “onsen” que la rodean, en especial de unos que son de color rojo y que cuentan que son muy bonitos de ver, pero la verdad es que casi nos sale el tiro por la culata.

El día de nuestra llegada estuvimos dando una vuelta por la ciudad y la verdad es que nos pareció bastante fea… mi recomendación es que la evitéis, a menos que vayáis a Japón para ir a las típicas fiestas de playa (de eso hay mucho).


Sábado 9 de agosto: mañana casi perdida, tarde para recordar

Ese día nos levantamos con la intención de ir a visitar los onsen que he mencionado antes. Sin embargo pasaron varias cosas las cuales hicieron que nos saltáramos unas cuantas paradas de bus y acabáramos arriba del todo de una montaña sin saber dónde carajo estábamos.

De vuelta, andando por la carretera, hicimos un amiguito germánico (que también se había perdido) y vimos la zona más rural de la ciudad, en el campo, que es bastante bonita, pero yo quedé algo triste, pues ya no tendríamos más oportunidad de visitar los onsen, algo que me hacía mucha ilusión:

Beppu desde la montaña:



Por la tarde barajamos varias opciones para hacer una excursión, pero ninguna nos acababa de hacer el peso. Finalmente, resignados, cogimos un tren hasta la aldea de Yufuin, más por hacer algo que por las ganas de visitarla.

Sin embargo ¡menuda sorpresa! ¡Nos gustó tanto! Yufuin es una aldea algo turística pero muy tranquila e ideal para pasear y sus calles están repletas de tiendas con artesanía local (un sueño para mí, que me encanta chafardear este tipo de comercios).



A unos 20 minutos (sin detenerse, pero a paso lento) de la calle que se ve la foto, se encuentra el lago Kinrin, donde habitan simpáticas ocas y se respira un gratificante aire de paz.



La verdad es que fue una sorpresa este pueblo, nos gustó muchísimo, sí señor.


Domingo 10 de agosto: Impresionante Hiroshima

Hiroshima aparenta ser una gran ciudad como muchas de las que hay en Japón, pero desgraciadamente todos sabemos que no es así.

Llegamos a esta ciudad extasiados del viaje desde Beppu, pero no paramos apenas a descansar en el hotel, fuimos directamente a ver lo que se va a ver a Hiroshima.



Esto es (foto de arriba) el Genbuken Dome, o el “lugar de la bomba atómica”. En realidad la bomba cayó a casi un kilómetro de este edificio, pero fue de los poco que quedaron en pie tras el impacto. Durante algunos años se planeó derribarlo del todo como el resto, pues era peligroso, pero finalmente decidieron conservarlo para hacerlo Patrimonio de la Humanidad.

Personalmente tengo que decir, que desde que vi este edificio (antiguo Ministerio de Fomento de la ciudad) no paré de llorar por más que quería. Para mí fue la experiencia más impactante del viaje, sentí cosas durante todo el día que no había sentido jamás.

La siguiente foto está tomada en el Parque de la Paz y si nos fijamos en el centro del lago, veremos una llama, la cual estará encendida hasta que no se hayan destruido todas las armas nucleares del mundo... conmovedor.

(al fondo se ve el Museo de la Paz)

En la siguiente foto se aprecia un monumento dedicado a las víctimas:



No me pareció bien tomar fotos dentro del museo porqué es demasiado fuerte lo que hay ahí, sin embargo me llevé de ahí unos hermosos “souvenirs”: cuatro libros infantiles que hablan sobre la bomba y sobre la paz en el mundo. Son el mejor recuerdo que me llevo.

Creo que todo el mundo que viaja a Japón debería hacer una visita a esta ciudad y en concreto a esta zona y al museo. Es una experiencia fuera de lo común.


Lunes 11 de agosto: Miyajima, isla sagrada

Miyajima es una isla que se encuentra a 20 minutos en ferry de Hiroshima. Me resultó muy curioso leer la siguiente entrada en nuestra guía de Japón: “Miyajima es una isla sagrada donde no existen los hospitales ni las maternidades porqué está prohibido nacer y/o morir en ella”.

Es muy famosa, sin embargo, por su gran “torii flotante”, aunque ese día no estaba muy flotante, pues la marea era muy baja. No obstante, nos gustó verla:



La isla posee otros muchos encantos, como los numerosos ciervos que pasean tan campantes entre la gente, las pagodas, los templos… o simplemente las calles en sí.











Esta foto la pongo aquí porqué este helado me lo comí en la isla, sin embargo que metí muchos entre pecho y espalda, ¡qué ricos!



Martes 12 de agosto: Takayama, ciudad tradicional

Takayama era una de las ciudades que más ilusión me hacía de ver, pero no resultó ser la más bonita (muy turística), pero tenía mucho encanto.

Situada en medio de los Alpes japoneses, se conserva tradicional y rústica. Nosotros pasamos ahí tres noches, aunque es lo suficientemente pequeña como para visitarla en un solo día (a no ser que se quiera visitar alguna zona de alrededor, no vale la pena pasar noche).

Nuestro alojamiento era increíble, un verdadero templo budista en medio de la naturaleza (menudas siestas me pegaba yo escuchando las cigarras orientales), aunque he de decir que el trato fue bastante pésimo.

Esa tarde nos dimos un pequeño paseo y yo hice un gran descubrimiento: el sashiko. Se trata de un sencillo arte de bordado japonés muy resultón. Entré en una tienda pensando que era de lanas y resultó estar especializada en sashiko. Me hizo gracia me compré un kit y me pasé el resto de la tarde bordando, ¿qué os parece? (Es mi primer bordado en toda la vida)





Al día siguiente volví y me compré otro kit, esta vez para bordar un bolso. Cuando lo haga ya pondré las fotos.


Miércoles 13 de agosto: Excursión a Shirakawa-go

Esta pequeña aldea se encuentra a una hora y media aproximadamente de Takayama y a un buen pico en autobús. Es famosa por sus casas tradicionales con tejado de paja, que se encuentran solamente en esa zona del país. En este pintoresco lugar, pasamos una agradable jornada:







Jueves 14 de agosto: Día de relax

A causa del frenético ritmo que llevábamos hasta la fecha, este día decidimos olvidarnos de horarios de trenes y autobuses y quedarnos tranquilamente vagueando y disfrutando de la bonita ciudad. A pesar de la firme propuesta de no corretear mucho de aquí para allá, fue un día muy productivo visitando los mercados de agricultura, los numerosos templos y santuarios y disfrutando de la comida local (para mí, el sitio donde mejor comí)









Viernes 15 de agosto: Final explosivo

Si una cosa teníamos clara antes de empezar a organizar nuestro viaje, era que los últimos días debían ser en Tokio, básicamente porqué sabíamos que íbamos a comprar mucho ahí.

Fueron 5 horazas de viaje desde Takayama, pero al llegar no nos quedamos exhaustos en la habitación, no. Fuimos casi corriendo como el alma que lleva el diablo hasta el barrio de Akihabara a hacer nuestras primeras compras, porqué al niño le daba algo ya si no conseguía su Dreamcast, que por cierto, le regalé yo :P



Sábado 16 de agosto: Akihabara again

¿Cómo podía yo negarle a mi novio otra visita a ese barrio, con lo feliz que se veía, que parecía un niño en una tienda gigante de juguetes? ¡Qué digo una tienda! ¡Un barrio entero!





Ese día lo dedicamos a profundizar un poco más este pequeño trozo de Tokyo, teníamos la intención de pasar sólo la mañana allí y la tarde dedicarla a visitar otras zonas, pero después de comer ya habíamos recorrido muchas tiendas y subido cientos de escaleras (las tiendas tienen varios pisos), y el tiempo no acompañó demasiado, de modo que pasamos la tarde tranquilos en el hotel.



Domingo 17 de agosto: Visitando el resto de Tokyo

Amanecimos ese día con la intención de coger un tren hasta Kawaguchi-ko para poder ver el monte Fuji. Teníamos ya los billetes y todo, pero mientras esperábamos nos dio por ir a comer tortitas, se nos fue el santo al cielo, y decidimos aprovechar el día y visitar varios lugares de la gran ciudad.

Estuvimos paseando por Shinjuku:





Por Ginza:



Caminamos unas cuantas horas por unas calles llenas de edificios infinitos pero vacíos (serían empresas), paseamos por los alrededores de los jardines imperiales…







… hasta llegar a la torre de Tokio, desde donde disfrutamos de unas impresionantes vistas de la ciudad, a pesar del mal día que hacía.







Terminamos nuestro día en el barrio de Ueno, un sitio peculiar con el que me quedé con las ganas de visitar, pues la lluvia empezó a inundarnos otra vez. Una pena.



Lunes 18 de agosto: Visitando el Monte Fuji, ¡hoy sí!... o no.

Ese día sí que por fin nos pusimos en marcha hasta el pueblo de Kawaguchi-ko, al que nos llevó éste simpático tren.



En teoría dicho pueblo está justo a las faldas del Fujiyama, sin embargo, dando vueltas por ahí, no veíamos nada, lo que nos pareció muy extraño… finalmente decidimos subir a un teleférico que prometía unas fabulosas vistas del famoso monte.



Pero llegamos arriba y seguíamos sin ver nada… ¿qué pasaba? Pues una nube inmensa, pasaba. Una nube tan grande que cubría entero el monte, apenas podías ver las faldas. La foto que pongo a continuación lo demuestra:



Volvimos a bajar al pueblo un poco tristes, nos perdimos bastante para volver a llegar a la estación, cogimos otra vez el simpático tren y, mientras esperábamos el siguiente, que nos llevaría de nuevo a Tokyo, descubrimos esto:



Están bastante buenas por 100 yens que cuestan, debería haber comprado más para traer como souvenir, a mí me hicieron gracia… galetes de xocolata, Misae!

Por la tarde cumplí otro de mis sueños de cantar a pleno pulmón en un karaoke. Fue increíble que pudiera arrastrar ahí a Alberto tres horazas, cuando nunca quiere cantar una triste canción conmigo en el Singstar. La verdad es que estuvimos allí hasta que nos quedamos afónicos. No puedo poner fotos porqué son demasiado ridículas, pero podéis imaginarme dando vueltas y pegando gritos por toda la habitación cantando: I want to break freeeeeeeeeeeeeee!


Miércoles 20 de agosto: último día en Japón


Un día más en la horrible ciudad de Nagoya, ésta vez nos fuimos más allá de los alrededores del hotel y visitamos un poco más el centro de la ciudad, aunque no mejoró demasiado. Estuvimos en más y más templos, en más y más tiendas, un poco ya cansados y con ganas de regresar, aunque con el corazón encogido porqué esas eran nuestras últimas horas del viaje de nuestra vida (de momento).







Jueves 21 de agosto: El largo camino a casa

La experiencia terminó y parecía que nada más empezábamos a descubrir las mil y una maravillas que podía ofrecernos el país del Sol naciente.

Yo tenía mucha pena en el corazón y sigo teniéndola cada vez que recuerdo lo maravilloso que fue todo (se me hace un nudo en el estómago al escribir esto), pero las ganas de volver a ver a mi familia, a mi gato y dormir en mi cama, disiparon las lágrimas y aguanté como pude las tropocientas horas de vuelo hasta regresar al hogar. En favor del avión tengo que decir que disponía de una interesante variedad de entretenimiento, así que pude regocijarme viendo una vez más Little Miss Sunshine y jugando a unos sudokus.





Muchas felicidades al que haya tenido el valor de leerse toda la crónica, espero que os hayan gustado las fotos (no soy la mejor fotógrafa del mundo) y que no se me hayan colado muchas faltas. La verdad es que me cuesta resumirlo todo y me he dejado muchísimas cosas en el tintero. Como ya he dicho, ha sido el viaje más maravilloso de mi vida, (aunque la compañía ha ayudado bastante :P) y espero que la cosa no cese aquí.

Ahora ya cada día recuerdo esto cada vez más lejano y me da muchísima pena, recordando esos exóticos lugares y los compañeros de viaje que encontramos (siento no haberlos mencionado hasta ahora) pero es hora de volver a la rutina y de volver a coger los libros y las agujas (apenas tenía tiempo allí), de volver a estudiar de buscar curro… ay, ¡odio septiembre!

Para los que les vaya la droga dura podéis ver la crónica del viaje desde la orta perspectiva de los participantes pinchando aquí.

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11 comentarios:

  1. Me quedo con la última foto. Ver el Cielo desde arriba en los aviones es uno de los privilegios que más me gustan.
    Por lo demás, que mucha envidia me das, aunque de momento Japón no entra en mis destinos. Por pasta y porque todavía me queda rezar en el Olimpo.
    Un (b)eso y enhorabuena por esa experiencia...

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  2. vaya una envidia me diste...fuiste al pais de los Haikus...jajaja
    un placer leerte, ojala hagas muchos viajes y los disfrutes.
    besos.

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  3. Brutal, todo muy completo y bien explicado...aix, me he puesto triste al recordarlo, ha sido un viaje maravilloso y una experiencia única.
    El cambio de cultura es brutal y quizás algo difícil al principio, pero son tan extremadamente amables que te adaptas enseguida.
    De momento, el viaje de mi vida, a ver el próximo ;).

    P.D. Podrías haber puesto también los juegos que me regalaste de la DreamCast jeje

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  4. Buena y descriptiva crónica.
    Sin lugar a dudas seguro que os lo pasasteis de escándalo, vaya envidia más sana.

    Quizá algún día pueda hacer un viaje así...

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  5. ¿No se pueden editar comentarios? Vaya.

    ¿Os comunicábais en inglés? No sé quien me comentó que allí el inglés no servía para mucho.

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  6. Hola Álex, pues hacíamos lo que podíamos jeje. Realmente no te mintieron, muy poca gente habla inglés, pero claro, en algún que otro comercio o establecimiento podíamos usarlo y donde no nos entendían tirábamos de los signos e incluso de dibujitos jeje, pero vamos, que uno se hace entender si quiere, esté donde esté, yo pensaba que el idioma nos iba a suponer más problemas y al final lo supimos llevar muy bien.

    Salu2

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  7. Perdon por no haberlo leeido antes (si si, lo e leeido enterito). Gracias por mencionarme por ahí :$ xD

    Voy a volver a meterle caña a los blogs de una vez por todas xD

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  8. Ei, Albis, molt xula la crònica i les fotos. Poc a poc, ja anem tornant tots.

    Ens veiem a BK!

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  9. Crònica espectacular i viatge impresionant!!Quina enveja més sana :p
    Bé,llegint una mica he pogut comprovar que tot et va força bé i que segueixen sent la loquita que jo vaig conèixer jeje

    Molts i molts records! Un petonàs enorme desde Girona

    Roser

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  10. Roser floreta!!!

    Què en feia de temps!!! Nina, a veure si m'escrius o alguna coseta i m'expliques què n'és de la teva vida que fa mooooooooolt que no parlem.

    Un petonàs!

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  11. Hola, quina enveja...m'encantaria anar al Japó. Les fotos i el reportatge són molt xulos. Felicitats.
    Salutacions

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