lunes, 3 de agosto de 2015

Chullo

Un gorrito tipo peruano/manuchao para mi pequeño vikingo.

Un gorrito publicado en un libro de la Droguerie.

Un gorrito que me ha consumido la energía vital.

Venga, primero la foto y luego la historia, para los que quieren ir al grano o tienen pereza de leer.



Me encantan los patrones de La Droguerie y este no es una excepción, sin duda lo tenía que tejer. Corre por los círculos tejeriles una leyenda urbana que cuenta que los patrones de esta casa son pequeños, así que sabiendo esto ya pillé una lana más gorda de la recomendada (amén de que me parecía raro que para tejer en fair isle pidieran agujas del 4,5 y lana tipo fingering) para hacer la talla que quería, en este caso los 6 meses.

Los patrones de La Droguerie también están explicados en la más mínima expresión, así que tuve que conjeturar varias cábalas para hacer coincidir correctamente las filas de los dibujos de las orejas con el resto del gorro (en el libro no lo explican) y saber cuándo tenía que empezar las disminuciones. A lo mejor la cosa era más fácil de lo que a mí me pareció, pero las que habéis estado embarazadas u os habéis codeado de cerca con ellas, sabéis que se nos derriten las neuronas.

Total, que después de varias pruebas y hacer que la secuencia de dibujos coincidiera como tenía que coincidir, tejo las orejeras por separado y cuando voy a montar puntos para unirlas y seguir en redondo con el resto del gorro, me doy cuenta de que, oh maravilla, los dibujos no coinciden con el número de puntos que se supone que tenía que tener. Es decir, que si montaba los puntos para la talla de 6 meses, a medida que iba tejiendo los dibujitos, pues me iba a quedar un corazón a medias, o una cenefa cortada por la mitad.

Total, que la única manera de que todo quedara en perfecta armonía era tener un número de puntos múltiple de 28, y ese requisito sólo lo cumplía la tala de 3 meses (o podía añadir muchos puntos a las subsiguientes), así que viendo que la cosa iba a quedar grande, decidí tejer esa talla.

Y menos mal que lo hice, porque al final de 3 meses nada, ni de 6. Yo creo que a lo sumo podré ponérselo dentro de dos inviernos, porque ha quedado enooooooorme. En fin, esperar tampoco es algo que me importe, ya le crecerá la cabeza.

En realidad, una vez resueltos los enigmas de cuántos puntos tejer y en qué fila comenzar y todo el rollo, tejer el gorro en sí me llevo un par o tres de días, pues me enganché perdidamente al fair isle.

Una vez terminada la que se suponía era la parte difícil del asunto, llegó la sencilla tarea de coger puntos para hacer el borde y eso fue lo que hizo que me demorara semanas en terminarlo. La cuestión fue sencilla, como ya me había pasado alguna vez (curiosamente con otros patrones de La Droguerie y con el mismo tamaño de aguja), al recoger puntos me cargué una aguja de madera, me cabreé y desterré la labor una temporada. Cuando volví a intentarlo con otras que tenía de plástico, nuevamente me volvió a pasar y nuevamente aparté la labor de mi vida tejeril.

Semanas más tarde decidí comprarme un par de agujas de níquel a pesar de mi alergia (¡a ver si tienen huevos de romperse esas también!) y días después, una vez pasado el enfado, por fin SÍ que pude terminar el dichoso gorro.

Y hasta aquí la historia del chullo capullo que aspiraba a cubrir la cabeza de un pequeño vikingo. Al final, vencí.

Detalles, aquí.

2 comentarios:

  1. El gorrito te ha quedado genial. La combinación de colores y el estilo me encantan. Seguro que lo usará muchísimo :-)

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  2. Que monu! M'agrada molt! Els bebes son molt cap grossos, segur que li poses abans del que et penses.

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