Por fin... al fin... SYLVI

Hasta la fecha, mi proyecto más ambicioso. Y así seguirá por mucho tiempo.





Han sido muchos meses de trabajo. Comencé el pasado marzo con la intención de hacerlo con la calma, pero también con la idea de tenerlo listo para el frío del otoño siguiente. ¿Ha merecido la pena todo el esfuerzo? No lo sé. Está claro que el abrigo es precioso y lo voy a lucir con orgullo, pero no puedo decir tampoco que haya disfrutado tejiéndolo ni que el resultado final sea lo que me esperaba. Por lo menos no creo que sea proporcional el número de horas empleadas con el producto obtenido.


Yo sé que hay gente que me va a reñir por ser tan perfeccionista, pero tengo que decir que el abrigo tiene muchos defectos (que no voy a enumerar), lo que pasa es que son pequeños y no se ven a simple vista, pero hieren mi orgullo de tejedora. De todas maneras no es eso lo que me molesta, sino que al final ha resultado que me viene grande. Enorme no, pero más grande de lo que debería.




Esta cuestión de la talla es algo curioso en el mundo tejeril. Antes de empezarlo hice varias muestras y todas eran pequeñas incluso después de bloquearlas y estirarlas. Finalmente decidí tejerlo con las agujas que más se ajustaban sin necesidad de ser desproporcionadamente grandes para la lana. Mientras tejía la espalda también me dio la sensación de que iba a ser corto y pequeño para mí. Pero voilà, después de lavarlo ha crecido increíblemente, tanto de ancho como de largo, sobretodo de esto último. Gajes del oficio.

Otra cosa que me pasó a mitad del proceso es que hice un cálculo (mal hecho, por supuesto) y me entró la paranoia de que me iba a quedar sin lana. Hice un post especial de busca y captura porque no encontraba la lana en ninguna tienda y al final, con la ayuda de Marga, conseguí encontrar una tienda donde los vendían ¡y de mi misma tintada! Fui corriendo hasta allí y compré dos ovillos, por si las moscas. Pues bien, no sólo me han sobrado esos dos ovillos, sino tres más como propina.

Lo más duro fue el final. Tejí más o menos a buen ritmo para finalmente dejarlo aparcado durante tres meses a falta sólo de media capucha y los pétalos de las flores. Esto último fue un suplicio: 4 flores a 5 pétalos la flor, y todas se cosen por separado. Por no hablar del remate de hilos, por lo menos 60. Me pasé todo un fin de semana rematando, fue horrible. También me costó coser todos los pétalos en armoniosa sintonía, hice y deshice varias veces, pero al final creo que me quedaron bastante correctos.




El aspecto del abrigo por delante es este. Pienso que no le quedaría mal un bolsillo o algún detalle, pero estoy demasiado harta para hacerlo. Lo que sí me repienso quizás es el hecho de ponerle más botones, cuatro no son suficientes y se abre un poco. Por cierto, los compré en una bonita tienda de Patchwork en el casco antiguo de Pamplona, pero ahora mismo no recuerdo su nombre.




En conclusión, estoy contenta pero repito que no estoy segura de que haya merecido la pena todo el trabajo para el resultado definitivo. En fin, lo hecho hecho está y yo ya tengo mi Sylvi. Para mí, lo más importante ha sido demostrarme a mí misma que puedo hacerlo. La verdad es que no podía no hacerlo, con todas esas trenzas preciosas, que son mi perdición.

Por cierto, quiero dar las gracias a Boo porque al principio del proyecto me ayudó mucho con todas mis dudas, fue muy amable y yo muy pesada. Por ello, yo también intentaré ayudar en lo que buenamente pueda a la gente que quiera hacerlo (los comienzos son duretes).

Lana: Katia Perú color nº15 (creo que es una buena elección). 12 ovillos y una pizquita más. Iba a ser lila (como no) pero nunca llegó el pedido a la tienda, así que escogí este verde que le da un aire como a bosque.

Agujas: Knit Picks Harmony Wood circulares de 6,5mm (mejor hubiera sido si hubiese escogido un tamaño menor).

Patrón: Sylvi, de Mari Muinonen