lunes, 18 de mayo de 2015

Un Arco Iris para Eva

No sé si lo he comentado alguna vez, pero tengo algunos problemas en la espalda. No es nada muy grave pero sí molesto, la verdad, puesto que la mayoría de los días de mi vida tengo que convivir con el dolor y ahora con el embarazo qué os voy a contar.

Normalmente, para el día a día, suelo tomarme un ibuprofeno y arreando, cosa que ya obviamente no puedo hacer. A veces no funcionaba. A veces me paso días en la cama con mucho dolor. Una vez me clavé tanto, tanto, tanto, que me pasaron dos de las cosas más increíbles de mi vida en menos de 12 horas:

1. Se me retiró la regla de golpe. Y no voy a ser específica, pero mis reglas son de las de agárrate y no te menees (lo siento sensibles, la vida es así).

2. (más increíble todavía) Me cedieron el asiento en el metro.

A parte de medicarme, agonizar y esperar en la cama, he probado varias cosas que me ayuden a mejorar: quiroprácticos, fisios, rehabilitación, movimiento regenerador, masajes, natación y blablabla. Mil cosas. Algunas han sido inútiles y otras me han ayudado, pero tengo que decir que mi vida cambió cuando descubrí el yoga. 

Realmente no hace mucho que lo practico, sólo desde octubre, pero puedo decir que realmente lo he notado y no sólo en mi dolor espalda. Para una persona tan histérica como yo ha sido una revelación, aunque me cueste relajarme y respirar todavía. Pero voy mejorando y realmente la semana que no puedo ir a clase mi cuerpo lo echa en falta.

Y a lo mejor os preguntáis ¿a qué viene todo esto? Bueno, pues viene por mi profe, Eva, una de las mujeres más encantadoras que he tenido el placer de conocer últimamente. Por motivos evidentes, ella fue una de las primeras personas a las que comuniqué mi embarazo y casi desde el primer día me hizo un gran ofrecimiento: clases particulares en su casa.

Por el mismo precio que estoy pagando por ir a clase semanalmente con un grupo de gente y sin aportar un céntimo más (creedme, es poquísimo), ella me reserva una hora de su vida cada semana, me abre las puertas de su casa (por cierto, a medio minuto a pie de la mía, ventajas de vivir en un pueblo pequeño) y me hace una clase 100% personalizada y sólo para mí. Además puedo combinarlo con las clases de grupo y siempre está pendiente de mí.

Y qué queréis que os diga, a mí me parece un detalle muy importante tal y como está el mundo hoy en día. Y como ella no acepta que le pague nada extra, bien tenía que hacerle un detalle para agradecérselo, ¿no? Por supuesto, ¡UNOS CALCETINES!



Sí, son sencillísimos, lisos sin nada más, pero me encanta cómo han quedado y creo que el color casa totalmente con su personalidad. Estoy muy contenta con ellos y además los tejí con mucho gusto... con dobles puntas, por cierto!



Detalles, aquí.


5 comentarios:

  1. Qué chulos! me encantan los calcetines a rayas, y más con los colores del arco-iris. Le van a encantar!
    Oye, y el patrón lo improvisas o sigues alguno básico? Yo me estoy iniciando en el mundo de los calcetines (acabo de tejer mis primeros) y ando a la búsqueda de patrones sencillitos para coger marcha (y de esos bloqueadores! jajaja)
    Un beso!

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  2. Hola Eneida!

    Hay muchos patrones básicos por internet. Yo para los míos suelo poner 60 puntos y la técnica hago la que me apetezca en ese momento, empezando por areiba o abajo, diferentes tipos de talón, canalé o lisos... Lo que me pida el cuerpo!

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  3. bellos, y qué emoción encontrar gente que aún se preocupa de la persona, y no sólo del bolsillo !!!

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  4. le van a encantar, vaya rollo con la espalda pero que bien que hayyas encontrado remedio.
    a Eva fijo qe le gustan!!!
    a seguir disfrutando del embarazo!

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