Pingu

Hace unos cuatro años cayeron en mis manos un montón de libros de una mujer llamada Jean Greenhowe,  la cual dirige una pequeña compañía que lleva su mismo nombre y que tiene mucho renombre por sus dulces patrones de muñecos y animalitos, que parecen salidos de un cuento de hadas.

De entre todo, me llamó especialmente la atención un pingüino que aparecía en la publicación Knitted Animals. Enseguida me acordé de mi madre, a quien le encantan los pingüinos, y pensé que algún día le iba a tejer uno como ése.

Lo que pasó entonces es que ese "algún día" se alargó mucho, porque a mí tejer muñecos me da respeto. Sinceramente, me parece un millón de veces más fácil tejer un chal de infinitos calados, que conseguir que el muñeco tenga la cantidad de relleno adecuado y en el lugar adecuado, que tenga una cara bonita, que todos sus miembros estén cosidos de manera simétrica e invisible... No sé, creo que son muchos pequeños detalles a tener en cuenta para que el muñeco quede presentable, y a mí se me hacía una montaña.

Pero este verano en Londres encontré un acrílico tiradísimo de precio (a razón de media libra los 100 gramos) y pensé que ése era el momento de comprar el material para el pingüino, y que el regalo iba a llegar este otoño (es decir, ya) para el cumpleañs de mi mami.

Y a principios de mes me puse a ello. No os engaño, tuve que luchar con él. En serio, me parece de ingeniería superior el conseguir que todo quede perfectamente en su sitio y admiro enormemente a todas las personas que lo saben hacer. Yo no soy una de ellas, pero creo que, para ser el primero, ha quedado bastante potable:

Tiene la cara desplazada a la izquierda, un ojo más grande que otro, un pie más salido que otro, el pompón es amorfo (soy una inútil incapaz de hacer un pompón) y en algunos puntos se le ve el relleno, pero yo no he tenido la paciencia ni el arte para hacerlo mejor. Aun con sus imperfecciones, me gusta el resultado.

Reconozco también que no es el más sencillo de todos los muñecos para tejer, al ser de dos colores. Hice un par de modificaciones, cosí los brazos mirando hacia abajo y no hacia la tripa como el original y bordé los ojos freestyle improvisando totalmente sin seguir ninguna técnica en concreto, por eso se ven como raros.

Al final decidí adelantarme un poco y se lo di a mi madre para su santo en lugar de para su cumpleaños. Eso me supuso quedarme una noche despierta hasta las 3 para terminarlo, pero valió la pena porque a mi madre le ha gustado muchísimo, y yo estoy feliz, porque se lo merece todo! Eso sí, pasarán eones hasta que haga otro muñeco, ¡qué tortura!

Detalles, aquí.