Me encanta tejer calcetines

¡y no lo puedo evitar!

Llevaba días con el gusanillo gritándomelo en la oreja: "¡tienes que tejer unos calcetines básicos! ¡los necesitas! ¡hazlo, hazlo, hazloooo!"

Y yo, venga a intentar evitarlo: "no, gusano, que tengo muchas cosas a medias, debo terminar algo primero".

Pero fue inútil toda resistencia.

Al carajo con todos los proyectos en marcha (que incluyen unos calcetines, pero como son de estar muy atenta al dibujo, no cuentan).

Al carajo con mi lista de cosas que quiero tejerme este año, que no voy a conseguir ni de coña.

Yo misma me terminé autoconvenciendo con el mismo argumento de siempre:

TEJEMOS PARA DISFRUTAR. NO TIENE SENTIDO POSPONER LAS COSAS.

¿Que tenemos mil proyectos empezados? ¡Qué más da! ¡Algún año los terminaremos!

Y ese día, el jueves por la mañana de camino al curro, empecé a tejer estos calcetines compulsivamente.

Sencillos, casi básicos, sin más. Para no pensar. Sin ser totalmente lisos, con ese puntito de variedad que te endulza el proceso. Y con una de mis lanas favoritas del mundo calcetinero (Knit Picks Felici). Qué gozada, qué disfrute y qué placer. Sin duda, tejer calcetines básicos es mi proyecto favorito.

FELICIDAD. Desasosiego.

Me los llevé el fin de semana a la Costa Brava. Tejí en el coche, en el restaurante, en la cafetería, en la cama, en la playa... No podía parar

Y me di cuenta de una cosa importante: llevaba días bastante nerviosa y agobiada, pero con cada punto de esos calcetines, la ansiedad desaparecía un poco más. Derecho, revés, derecho, revés... y cada vez más aliviada. Claro, así que era por eso por lo que había tenido esa necesidad imperiosa de empezarlos.

Sí, a pesar de que a veces nos enfadamos porque nos equivocamos, porque tenemos que deshacer, porque las cosas no nos quedan como queremos... tejer es terapéutico.