It's a Mystery...

El día primero de este año me embarqué en una aventura tejeril nueva para mí que hasta la fecha no había probado: unirme a una tejijunta misteriosa o Mystery KAL.

Para los que no lo sepan, un Mystery KAL consiste en tejer algo sin saber cómo será e resultado final. Es decir, normalmente sabes si es un chal, unos guantes, un gorro o lo que sea, pero no sabes cómo será cuando lo termines. Días antes, el autor o autora te da las indicaciones mínimas para prepararte: tipo y cantidad de lana, número de agujas, muestra y poco más. El día señalado, se publica una primera pista de la prenda tejida, pero sólo un trozo. A la semana siguiente otro trocito y así sucesivamente hasta el final, de esta manera cada semana tejes una parte y sabes un poquito más cómo será el resultado, pero hasta que no te llega la última pista y la tejes no sabes cómo será el resultado.

Hacer algo así es tan divertido como arriesgado, puesto que hay bastantes probabilidades de que la prenda final no te guste, pero resultó que el grupo The Spanish Swap nos fuimos animando unas a otras y al final decidimos apuntarnos al Mystery KAL que organizaba Kirsten Kapur.

A mí suelen gustarme las creaciones de esta mujer, y como el KAL era de unos calcetines y yo sabía que me los iba a poner tanto si me gustaban como si no (la fealdad no está reñida con la utilidad de unos calcetines), resolví que el riesgo era bastante reducido y me ilusioné e impacienté mucho para empezarlos.

Pero la vida es dura, amigos, y los calcetines no me han gustado. Ya con la primera pista "se me subió la mosca a la nariz" (traducción literal de una expresión catalana) porque el elástico tenía un elemento "piquitos" o "fru-fru" que no me motivó demasiado. Pero es Kirsetn, qué narices, tenía que confiar en ella.

Y no. Cuando es que no, es que no. Con cada semana que pasaba menos ganas tenía de seguir adelante, pero aun con todo continué hasta el final y este pasado martes, el mismo día que se publicó la última pista, terminé y rematé los calcetines misteriosos.

Lo que me sabe más mal es que usé una lana muy preciada para mí, una Wollmeise cuyo color es imposible de reproducir con mi cámara de chichinabo. Qué buen uso le habría dado con la de calcetines hermosos que hay por ahí... ains.

A pesar de todo, la experiencia global ha sido positiva. No me gusta el diseño, vale, pero me los pondré, ¡vaya si me los pondré!, y tampoco son tan TAN feos. Además, ha sido divertido vivir la emoción del misterio con mis compañeras tejedoras, aunque al final todas estábamos bastante planchadas.

Que repito, vamos, a ver si la próxima vez hay más suerte.

Detalles aquí.