viernes, 27 de diciembre de 2013

Nostalgia

A veces me pongo un poco nostálgica de los tiempos en los que empecé a tejer. Puede parecer una tontería, y probablemente lo sea, pero de vez en cuando me da por pensar en el inicio de las cosas y de cómo ha cambiado mi manera de "vivir el tejido".

Decidí aprender a tejer después de terminar un bordado a punto de cruz. Me enseñaron esa técnica de pequeña en el cole y siempre quise volver a hacer algo pero todo lo que encontraba me parecía exageradamente hortera. Un día abrieron una nueva mercería en el que por entonces era mi barrio,  vi un kit con una flor bastante apañada, lo compré, la cagué en todo lo que se podía y más, lo tiré, compré otro parecido, lo terminé con decencia y una vocecita hasta entonces escondida susurró en mi cabeza: ¿y si ahora aprendes a tejer?

Veréis, en mi fuero interno yo siempre quise aprender a tejer, muy muy muy adentro. Era un deseo que tenía muy reprimido porque sí, señoras y señores, yo era de las que pensaba que tejer era cosa de abuelas y que no podría nunca hacerme nada que realmente me fuera a poner (mi mente no concebía más allá de un jersey que no fuera el típico de ranglán con cuello de elástico y en colores chillones). Afortunadamente las personas maduramos y el terminar esa labor de punto de cruz me llevó a sacar mi curiosidad adelante, sin saber realmente lo que me venía encima. De eso ha hecho ya 6 otoños.

Mis inicios fueron en una pequeña tienda de las de toda la vida. Guiaban labores y a mí me enseñaron a hacer una bufanda a punto bobo. Pronto me di cuenta del negocio de estos lugares y como lo que yo quería era aprender y no que me guiaran, pagué unas clases en otra tienda con la esperanza de que me enseñaran las técnicas para desarrollarme yo sola, pero me encontré con el mismo concepto de tienda chapada a la antigua sólo que encima, te dejabas el jornal. ¡Y fumaban en el local! Por supuesto, duré poco.

En esa época descubrí que en inglés "knit" significa tejer y, a partir de entonces, en lugar de estudiar, me pasaba las horas navegando por webs de punto cuando Ravelry todavía estaba en sus incios y no era muy conocido. Descubrí también con eso, que tejer se estaba poniendo de moda y que también lo hacían chicas jóvenes. Creía que jamás podría entender un gráfico y mucho menos en inglés. Pensaba que nunca podría aprender a tejer calcetines ni usar agujas circulares y juré que por encima de mi cadáver pagaría por un patrón. Nunca llegué a comprar en los chinos, pero tampoco me paraba a distinguir entre lana y acrílico.
 
Finalmente, con tanto navegar, encontré el cursillo perfecto para mí: un intensivo en All You Knit is Love, que para entonces se llamaba Persones Llanes y estaba en la Plaça de la Llana, donde me enseñaron en dos tardes un montón de cosas y me dejaron libre en el mundo y lista para hacer casi cualquier cosa. Ahí empecé a meterme de lleno de verdad.

Un año después de mis primeras puntadas, ya sólo usaba circulares, tejía en continental, hacía calcetines, prefería los patrones en inglés y estaba tejiendo ya varias cosas a la vez, entre ellas un chal siguiendo un gráfico y un jersey con lanas Malabrigo. Ya no había vuelta atrás.

Por supuesto me encanta estar aprendiendo constantemente, buscar las mejores técnicas, las mejores herramientas, las mejores lanas, probar cosas nuevas, innovar, descubrir, experimentar... pero como os digo, a veces me acuerdo de cuando empecé a descubrir todo esto y flipaba con cualquier cosa y cualquier lana y añoro la sensación que viví cuando se abrieron de golpe las puertas durante mi primer año de tejedora.

En fin, todo este rollazo ha sido sólo para decir que hace unos meses me puse tonta con este tema y decidí experimentar cómo sería volver a tejer con agujas rectas, después de tanto tiempo.

Elegí un patrón que ya había tejido, una bufanda sencilla a punto chevron que ha sido un regalo para una chica a la que le debía un favor.

Las agujas rectas las usé, pero no me volví a pasar al método inglés de tejer de mis inicios, sino que estuve trabajando en continental como siempre. La experiencia tuvo su gracia y tal al principio, pero luego esas agujotas me parecieron más armas arrojadizas que otra cosa y me molestaban muchísimo cuando tejía en el sofá, cualquier cosa a su alrededor era un obstáculo.

Total, que no creo que vuelva a tocar unas rectas en muuuuuuucho tiempo.

Aquí la bufanda en cuestión:




La lana usada es una Lia Merina, un placer para los sentidos. Una pena que la hayan dejado de fabricar :(

Detalles aquí.



7 comentarios:

  1. Yo aprendi directamente con agujas circulares, y en ingles... pero vi unas agujas rectas tan bonitas (Montana Mountain) que les pedi unas... pero cortitas (de 17 cm), porque soy incapaz de tejer con esas cosas tan largas, yo creo que las sujetamos de otro modo por estar acostumbradas a las circulares cortitas. total, que igual con unas rectas cortitas si te encontrarias mas a gusto. Es como DPN en realidad. Claro que te limita la anchura del proyecto.

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  2. Que gran historia!!!
    La verdad q eso de tejer es de personas no jovenes o solo se tejen cosas con lana que pica,....
    Ya es un mito!
    Preciosa la bufanda, justo con ese zig zag he sacado un cuello de las agujas,...pero en bufanda es mas chula!! O sera esa maravilla de lana,...ummmm
    Besotes!

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  3. Ai bonica... no saps com t'entenc! M'encanta aquesta bufanda, és preciosa! Molt petons i Feliç Any Nou!
    PD. Jo també recordo que es deien Persones Llanes... :D

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  4. Molt xula la bufanda. I la història m'ha encantat, m'identifico en molt punts :-)

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  5. Cómo me ha gustado leer tu historia , jejeje y ver cómo te lo has currado para tener el nivel que tienes y hacer las cosas con tanto gusto y cariño como las haces. Feliz año y que el 2014 venga cargado de lanas (importante) y un montón de cosas buenas!!! muuua :)

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  6. Me ha encantado leer tu historia :))) me siento muy identificada con algunas partes de ella jiji

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  7. Mmmmm.... yo empece a tejer cuando tenía siete años. Me enseñó mi mamá. Nunca he dejado de tejer, pero sí he tenido intermitencias más o menos largas. Ahora me doy cuenta de que cuando estoy realemtne estresada no puedo tejer. A pesar de que lo necesito no me concentro y soy incapaz de disfrutar. Estoy a la espera de una conjunción planetaria, a ver si las musas vuelven a mis agujas...
    Por cierto.... yo también pensaba que nunca podría hacer un patrón en inglés, ni que me fuera a dar repelús la lana acrílica... :)

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