Su lopapeysa

En septiembre de 2012 me apunté por segundo año consecutivo al KAL de lopapeysas que se organizaba desde el grupo de Ravelry "The Spanish Swap".

Tras el éxito de mi primer jersey de este tipo (entiéndase éxito como que lo llevo a gusto y lo uso mucho) quise hacer otro para mi costillo, porque me apetecía y también porque él me lo "medio-pidió".

El patrón que escogí para él es el llamado Vetur, palabra que en islandés significa invierno (esto me lo chivó el lopa-crack Rodrigo), pero como el costillo es muy fino él y todo le pica, tuve que descargar desde el minuto 0 el tejerlo con verdadera lana lopi y optar por una opción mucho más amable para la piel, las lanas de Cascade que venden en Llanàrium.

El único problema era que el patrón pedía una lana más gorda y, claro, la muestra no me coincidóa. Yo pensé que apañaba el problema simplemente tejiendo la talla más grande de todas y a correr. Pero no, me equivocaba, quedaba el jersey enano, y ésa fue la primera vez que lo deshice.

Lo que hice a continuación fue coger las indicaciones de otro lopapeysa, Riddari, cuya muestra coincidía perfectamente con la mía, y aplicarle los dibujos de Vetur. Para mí era una apuesta segura, puesto que estaba tejiendo con la misma lana, el mismo número de puntos y el mismo número de agujas que utilicé para el Cobblestone que le hice hace años. Y si el Cobblestone le va como un guante, entonces ese lopapeysa también, ¿no?

Pues nada, que a medio cuerpo eso se veía gigantesco, y otra vez a deshacer.

A partir de aquí mi historia con el jersey fue un continuo ir y venir, hacer y deshacer, probar con más puntos, menos puntos, agujas más grandes, más pequeñas... he perdido la cuenta de las veces que lo deshice y lo volví a empezar, pero por lo menos fueron 8 o 9 y en una de ellas me quedaban como 20 vueltas para terminarlo del todo.

No me preguntéis por qué pasó esto, no lo entiendo ni yo, pero el caso es que al final decidí volver a probar la fórmula de nº de agujas y puntos quue usé la segunda vez que lo probé (la que debió ser infalible) y esta vez sí que funcionó, ¡alabado sea Lopi! Eso sí, para entonces ya había pasado más de un año desde la primera vez que lo empecé.

Terminé las últimas puntadas unos pocos días antes de acabar el 2013 y tuve un último susto: daba la impresión de que había apretado bastante más de lo recomendable en el dibujo del canesú y la diferencia de tensión daba un efecto HORROROSO.

Quise cortarme las venas en vertical cuando me di cuenta de eso, pero afortunadamente cada punto volvió a su sitio después de lavarlo y bloquearlo bien. Ahora estoy a la espera de ver si tardará mucho en deformarse de nuevo o si permanecerá en esa  forma ad aeternum, pero de momento mi chico está disfrutando mucho de su nuevo lopapeysa, ¡le encanta! (más le vale, con el curro que me ha dado).

Me gustan muchísimo los colores que tiene. Al principio sufrí por si no contrastaban lo suficiente, pero lo cierto es que sí, se ve el dibujo perfectamente.

en sus manos otro regalo tejido, el cuello Cornflower

Mal me está que yo lo diga, pero está guapísimo cuando lo lleva puesto. ¿Soy la única a la que le pasa esto? ¿Soy la única que ve a su respectivo más sexy cuando lleva algo tejido a manos de su pareja?

En fin, ha sido una pesadilla tejeril de esas épicas, pero creo que ha valido la pena todo el esfuerzo.

Detalles, aquí.